DERIVA
5 min readApr 4, 2020

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La arquitectura de una ciudad y las dinámicas inconscientes dentro de las relaciones.

(1) Comienzo la siguiente línea de pensamiento con un planteamiento muy general:

Ya no es posible disociar partes del territorio que permitan olvidar el resto.

Ahora disociaré su cadena significante, mediante una topología que va del ámbito geológico al psicológico, para establecer la siguiente modificación: no es posible conocer una parte de la persona sin conocer su todo. Y, dado que la personalidad es incognoscible para el mismo sujeto, es fundamental comprender que el “otro” capta más de lo que le decimos o le hacemos ver.

(2) Entonces pasaré al siguiente análisis sobre el crecimiento urbano de cualquier metrópoli:

Se parte de una situación de crisis […] periodo de ideación. Los segundos periodos coinciden con la explotación de un Mercado ya previamente acotado […] El grueso de la riqueza se genera en el marco de las rentas monopolistas. Corresponde a lo que adjetivamos como la normalización de la ciudad. En los terceros periodos son las rentas diferenciales las que sostienen el mercado, originando la la descomposición del modelo de referencia, que mantiene, en cada caso, la idea originaria de ciudad planteada al comienzo de cada ciclo. Esta descomposición pondrá definitivamente en crisis la idea y provocará la necesaria sustitución de la misma y su desarrollo en un nuevo ciclo.

De igual manera, lo disociaré de su contexto sobre la influencia de las PRS en las ciudades inteligentes, para pasar a establecer el siguiente análisis dentro de las relaciones metropolitanas.

Toda relación inicia con una crisis. Es más, se parte de una crisis previa (término de una relación) para iniciar una nueva relación. Entre una y otra parte la ideación se modifica. La posible nueva relación tendrá elementos que la anterior no tenía, algunos positivos y otros negativos para el carácter que, hasta el momento de la crisis, uno mismo había previamente desarrollado y con el cual se sentía identificado. Es decir, el “ex” pasará a ser historia, siempre y cuando el nuevo candidato supere sus virtudes y mantenga los elementos esenciales con los que me identifico.

El segundo periodo trata de explotar la idealización de uno mismo sobre el nuevo elemento, el nuevo “posible” candidato. En donde el potencial del nuevo candidato por ofrecer los lujos y comodidades previamente idealizados es puesto en juego, evaluado y monopolizado por la compra/venta de la relación. Y esta dinámica corresponde a una nueva normalización de nuestra identidad con el “otro”; en donde casi siempre se buscará seguir patrones previos, pues nadie está listo para hacer cambios radicales (de ahí que las relaciones destructivas continúen, sin importar que se cambie de pareja).

En el tercer periodo, es la lucha con nuevos posibles candidatos lo que decide si se mantiene la relación o no. Tanto una parte de la relación, como la otra, deciden si los nuevos candidatos que van apareciendo mejorarían el ideal de vida que cada uno tiene sobre sí mismo. Creando una descomposición de la identidad del sujeto y adaptándola al fantasma de las relaciones: creación del apego emocional (dado en peleas constantes, inseguridades, violencia, prácticas sexuales, lujos y comodidades financieras o hasta requerimientos sociales y estéticos). Descomposición de la relación que generará una nueva crisis con la “nueva” relación, para dar inicio a un nuevo ciclo.

(3) Resulta elemental hacer mención del siguiente pasaje genealógico sobre los tres pasos comentados previamente:

Las parcelaciones inician con los paseos y el Ensanche en 1907. Diferentes del concepto teórico de “casa jardín”. Del huerto jardín al paseo parcelado y, de ahí, a las colonias.

Si la diferenciación de territorios suburbanos se fue privatizando a partir de los terrenos soberanos-feudales, de igual manera las relaciones continúan una fase inicial de valorización -por llamarlo de alguna maner- “conservadora”. De los grandes paseos y terrenos, se pasa a las parcelaciones y planeaciones privatizadas. Pero al mismo tiempo, de conocer a una persona por momentos se pasa a privatizarla para uno mismo; dividiendo nuestro tiempo en una o múltiples personas para beneficio de “nuestro” goce.

Ya no es que generemos espacios de intimidad con una o múltiples personas (concepto casa-jardín), sino que manipulamos y utilizamos a múltiples personas para múltiples necesidades (laborales, sexuales, emocionales, afectivas, estéticas, políticas, de lujos y comodidades, etc.).

De ahí que el miedo a la intimidad provenga no de alguna psicogenesis inconsciente de las catexias, sino de la planeación, dinámica y arquitectura de las metrópolis.

En esta breve nota se afirma entonces lo siguiente: La agonía de la educación se encuentra directamente relacionada a la agonía de las ciudades inteligentes. ¿Acaso las ciudades se están convirtiendo en cárceles globales?

Centros de detención que manipulan movimientos de cuerpos bajo regímenes de consumo y económico, mediante un discurso que se alimenta a sí mismo.

Bajo estos supuestos las palabras se vuelven cosas que modifican su entorno en un nivel tan extremo que el espacio se confunde con el tiempo que lo forma. Así, una imagen demuestra una relativa estandarización del encarcelamiento constante que, al mismo tiempo, libera las cárceles hacia una libertad absoluta.

https://2018.reflexionesmarginales.com/la-agonia-de-la-edu…/

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